El día 12 de diciembre, tuvo lugar la enseñanza práctica número 6, en la que continuaron las exposiciones grupales.
Aunque estaba prevista la exposición de dos grupos, sólo se llevó a cabo una exposición. “Protección de menores”, ese era el tema.
A continuación, resumiré el contenido, y daré mi punto de vista en torno al tema en cuestión.
Protección de menores.
Todas las sociedades, recogen en sus ordenamientos jurídicos la necesidad de ofrecer una protección a determinados grupos sociales. Los menores forman uno de esos colectivos por constituir uno de los grupos más vulnerables, debido a su falta de madurez y de conocimientos.
La idea de proteger a los menores se plantea por primera vez en la Declaración de Ginebra sobre los derechos del niño (1924).
En nuestra sociedad, conocemos como protección, el conjunto de actuaciones para la atención de las necesidades del menor, tendentes a garantizar su desarrollo integral y a promover una vida familiar normalizada.

Sin embargo, podemos distinguir los siguientes tipos de menores según la respuesta de cada menor a las situaciones vividas:
- Menores que se han colocado ante la sociedad en una posición de conflicto. Tienden a adoptar una actitud coercitiva y de rechazo y desarrollan una actitud de desconfianza.
- Menores que se muestran ante la vida desesperados y que no confían en ellos mismos. Se niegan a afrontar su futuro y son niños vulnerables
- Menor resistente, que es capaz de afrontar con éxito las condiciones de vida adversas de su futuro. Muestra capacidad de resistencia (proteger su integridad cuando se vea muy presionada) y espíritu constructivo (capacidad de construir una vida positiva aunque las circunstancias sean difíciles.
Además, todos estos menores viven a lo largo de su vida situaciones difíciles, que le llevan a contar con una serie de rasgos comunes:
Los niños que son considerados como menores desprotegidos, será ingresado en un centro de protección, con el fin de que éstos puedan llegar a conseguir la incorporación a una vida digna, desarrollar sus capacidades, autorrealizarse, o superar aquellas dificultades que les ha tocado vivir junto a su familia de origen.
Así, una vez el menor se encuentra en el centro de protección, se realiza una intervención que va orientada a la salida del menor del mismo, bien al cumplir la mayoría de edad, bien para que vuelva con su familia de origen si esta cumple las condiciones para poder hacerse cargo del menor, o bien con una nueva familia de acogida.
Dicha intervención se realizará a través de una serie de fases, que podemos sintetizar en: Pulse aquí para ver las fases.
Una vez delimitado y presentado el colectivo, me gustaría destacar, que desde mi punto de vista, la labor que realiza el educador social con este colectivo es muy importante.

Por otro lado, creo, que el educador social deberá realizar su tarea de manera cuidadosa, siempre tratando de orientar y guiar al menor de manera individualizada y propiciando que el menor participe activamente de forma protagonista. Además, desde mi punto de vista es importante que el educador social desarrolle capacidades de comprensión y empatía, y que desarrolle una relación con los menores ( objeto de intervención) basada en la confianza, la cooperación, el afecto y el cariño.
Pero, nuestro trabajo no sólo estará en propiciar el desarrollo de los menores, sino también en asesorar a los padres acerca de cómo actuar con sus hijos y en hacerles partícipes del proceso al que se está sometiendo a sus hijos.
Parándome un poco más a reflexionar me pregunto, ¿realmente se mira por la estabilidad del menor? ¿Existe ese carácter de urgencia que plantean?
Pulse aquí para ver mis respuestas a estas preguntas.
Por último, tengo que admitir que no está siendo nada fácil para mí escribir acerca de este tema, ya que por suerte o por desgracia, he vivido desde muy cerca el acogimiento de un menor. Desde aquí, hacer una crítica al sistema legal de nuestro país, ya que desde mi punto de vista cuando un niño ha pasado de vivir con una familia en acogida a vivir con una familia en adopción, la familia de acogida debe tener derecho a seguir manteniendo el contacto con el menor, a menos que ello puede perjudicar al menor por la presencia de características o sucesos de suficiente peso.
Aquí os dejo un testimonio de una familia acogedora, que detalla como fue la llegada del menor a sus hogares y describen su experiencia como familia acogedora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario