Continuando con entradas anteriores y a partir de leer a R.Merino, a Guash y Ponce, y a Amonós y Ayerbe, tendré que indicar que resulta difícil y arriesgado establecer perfiles de pobreza y exclusión. Sin embargo, me atreveré a decir, que hay una serie de grupos sociales con mayor riesgo de padecer situaciones de exclusión o pobreza, entre los que encontramos:
Pulse aquí para ver los colectivos con mayor riesgo de pobreza o exclusión.
Por otro lado, en cuanto a las etapas por las que atraviesa el proceso de inadaptación, habrá que distinguir dos fases:
- Inadaptación Objetiva: Se da cuando el sujeto empieza a desarrollar conductas inadaptadas o comportamientos desviados, pretendiendo conseguir algo mediante medios ilícitos.
- Inadaptación Subjetiva: Empieza a manifestarse cuando las instituciones protectores y correctoras intervienen. Éstas, no atienden, no suelen atender a las necesidades vitales del sujeto, produciéndose así alteraciones en el comportamiento y la personalidad del inadaptado.
Teniendo en cuenta las fases, es necesario destacar, que a la hora de intervenir, tenemos que ver en qué fase nos encontramos, ya que a veces, intervenir supone pasar de la fase de inadaptación objetiva a la fase de inadaptación subjetiva.
Para dar respuesta a la inadaptación, han existido diversas fases históricas a lo largo del tiempo, entre las que encontramos:
- Fase represiva
- Fase de beneficencia
- Fase terapéutica (Primera mitad del siglo XX)
- Fase crítica (Segunda mitad del siglo XX).
En relación a esto, Guash y Ponce ha defendido que las tendencias de intervención están cambiando, volviéndose así a una intervención desde la fase represiva o de beneficencia en Europa (consecuencia del desmantelamiento del Estado del Bienestar).
Desde mi punto de vista, cuando proponemos una intervención, debemos tener muy claro dónde nos estamos situando, de manera que seamos conscientes de los efectos que con ella podemos generar, y de que detrás de toda intervención se esconde una determinada ideología.
A partir de esto, hay que tener en cuenta que existen distintos enfoques de intervención (planteamientos de acción que tienen que ver con la intervención social sobre la conducta inadaptada) que hacen referencia a los aspectos técnicos de la acción profesional, y que por llevar una implícita una conceptualización de la conducta humana, guardan mucha relación con las teorías explicativas (explicadas en entradas anteriores). Entre los enfoques de intervención, podemos distinguir dos tipos:
- Dirigidos a la población en situación de riesgo social. En esta clasificación se sitúan:
Pulse aquí para ver los enfoques dirigidos a la población en riesgo social.
- Dirigidos a la población en situación de conflicto social. En esta clasificación se sitúan:
Pulse aquí para ver los enfoques dirigidos a la población en conflicto social.
Por otra parte, tendré que decir, que desde mi punto de vista, todos los enfoques se deberían de tener en cuenta a la hora de intervenir, porque todos pueden aportar algo positivo al proceso de intervención.
Además, creo necesario a la hora de realizar una intervención, que se lleve a cabo el estudio del contexto en el que se desarrolla el individuo, así como su proceso de socialización, lo que nos puede llevar a obtener una información más precisa y segura acerca de la situación de riesgo, desadaptación o conflicto en la que se encuentra el individuo.
Para finalizar, creo que es necesario también que para la reincorporación de los individuos con conflictos o problemas de desadaptación, se lleven a cabo una serie de programas sociales, laborales, etc, que ayuden a su rehabilitación. Un buen ejemplo de ello es el programa “Incorpora”, que se dedica a ofrecer un puesto de trabajo a las personas que se encuentran en situación de desadaptación, ofreciéndoles una formación específica para la incorporación a un determinado puesto laboral.
Aquí os dejo un vídeo en el que se muestra como funciona este programa.
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